El reciente despido de Diana Mondino como ministra de Relaciones Exteriores por parte del presidente Javier Milei ha generado un gran revuelo en el ámbito político argentino. Este episodio marca un punto de inflexión en la administración nacional y pone de manifiesto las tensiones internas y las luchas de poder dentro del gobierno.
Diana Mondino, una economista que trabajó activamente en la campaña de Javier Milei, fue nombrada canciller al inicio de su mandato. Sin embargo, desde el principio, su gestión estuvo marcada por la falta de comunicación con el presidente.
Según fuentes cercanas, Mondino nunca tuvo un diálogo fluido con Milei, lo que dificultó su labor y la dejó aislada en muchas ocasiones. Uno de los principales desencadenantes de su despido fue el voto de Argentina en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a favor de levantar el embargo a Cuba.
Este voto, que fue el último acto del desplazado embajador Ricardo Lagorio, generó una fuerte reacción en la Casa Rosada. Aunque ella no actuó sola y contó con el aval del Secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, y del nuevo vicecanciller Eduardo Bustamante, el presidente Milei consideró que esta decisión iba en contra de su política exterior.
La situación de Mondino se fue deteriorando progresivamente. Primero, Karina Milei, hermana del presidente, se llevó la agencia de inversiones para su secretaría general de la Presidencia, dejándola sin uno de los pocos recursos financieros que tenía a su disposición.
Además, la cancillería fue intervenida por la abogada Úrsula Basset, lo que limitó aún más el poder de Mondino. A lo largo de su gestión, Mondino enfrentó varios traspiés y polémicas. Desde comentarios desafortunados sobre la homosexualidad hasta declaraciones controversiales sobre China, su falta de experiencia en diplomacia quedó en evidencia.
Remplazo
La reacción de Milei tras el despido de Diana Mondino fue contundente. En redes sociales, replicó un posteo de la diputada nacional del Pro, Sabrina Ajmechet, en el que se expresaba «orgullosa de un gobierno que no banca ni es cómplice de dictadores». Este mensaje dejó claro que el presidente no estaba dispuesto a tolerar decisiones que, a su juicio, fueran en contra de su política exterior.
El reemplazo de Mondino por Gerardo Werthein, hasta entonces embajador de Argentina en Washington, también refleja un cambio en la estrategia del gobierno. Werthein, un hombre cercano a Milei y a su hermana Karina, asumirá la responsabilidad de la política exterior del país.
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