En julio de 2023 estaba previsto comenzar el rodaje de la primera escena de El Eternauta en el set instalado dentro de la parroquia de San Pedro González Telmo. Todo el equipo técnico ya se encontraba listo, y los actores preparados para comenzar. Sin embargo, el perro elegido para una de las escenas —un animal con una extensa experiencia en el mundo del cine— no lograba concentrarse. Se mostraba inquieto ante cualquier ruido o elemento religioso, paraba las orejas y no lograba mantenerse en el papel melancólico que debía interpretar.
El inicio del rodaje comenzó a demorarse, lo que suponía complicaciones logísticas y económicas. Fue entonces cuando el director de la serie, Bruno Stagnaro, escuchó hablar de Puelo. “Quedó encantado”, relata el productor Emmanuel Slit Murillo, responsable de la utilería de armas y del trabajo con animales en la producción. “Dijo que quería conocerlo”.
Preocupación en la Patagonia por un nuevo ataque de perros: una mujer terminó en el hospital
Se pusieron en contacto con Emilio Chumpitaz, el dueño del perro. Sorprendentemente, no fue necesario entrenarlo ni hacerle pruebas. Rodeado de las imágenes sagradas de la iglesia en la que creció, Puelo caminaba con una lentitud que transmitía de forma natural esa esencia callejera que requería el papel del viejo linyera. “Acaba de nacer una estrella”, le escribió Slit Murillo a Chumpitaz cuando vio al perro en acción.
Puelo es un perro mestizo, que recibió su nombre por el lugar donde fue hallado por su primer dueño: un sacerdote pescador que lo encontró durante una visita a Lago Puelo.
Refuerzan los controles ante la venta ilegal de vouchers del Boleto Educativo Chubutense
El personaje requería un animal que transmitiera abandono y soledad. Y Puelo, que fue dejado a su suerte cuando era solo un cachorro, encarnaba perfectamente esa historia.
UNA CONMOVEDORA HISTORIA DE RESCATE
En enero de 2016 el cura Martín Calcarami viajó a Lago Puelo, Chubut, para acompañar al grupo de boy scouts de la parroquia San Pedro González Telmo. Un día necesitó distraerse, dejó el campamento y salió con su caña de pescar camino al río. Sobre un sendero de tierra, en medio de un campo, divisó, entre los altos pastizales al costado de la banquina, tres cachorros silenciosos.
Calcarami, un hombre solitario acostumbrado a trasladarse de parroquia en parroquia, no sabía qué hacer, pero dos turistas —dos mujeres que hacían ejercicio— se detuvieron y propusieron que cada uno adoptara un cachorro. El cura se quedó con el tercero. Cuando lo llevó a su pecho sintió una conexión “muy especial”; sintió que ambos habían sido salvados.
Última etapa del libro “El nombre de tu calle”: convocan a familias de Comodoro para rescatar historias
X de Shots El Eternauta
“Fue la primera y, hasta ahora, la última vez que tuve un perro”, dice Calcarami. “Si no los hubiéramos visto, se habrían muerto”. La veterinaria le dijo que tenía tan solo 20 días cuando lo encontró.
“Supe que lo habían abandonado desde un auto porque estaba al costado de la banquina y porque le tenía terror a los vehículos. Si yo me bajaba del auto a cargar nafta y lo dejaba solo, Puelo se desesperaba”.
Ya de vuelta en Buenos Aires, la comunidad de Puelo se amplió ya no solo al grupo de boy scouts sino a toda la parroquia y a gran parte de San Telmo. Puelo vagabundeaba durante el día; los vecinos se turnaban para pasearlo y llevarlo a la veterinaria. La iglesia era su casa, por donde correteaba entre las imágenes religiosas y el altar.
Campaña gratuita de vacunación antirrábica y desparasitación para perros y gatos en Puerto Madryn
Cuando las personas veían que Puelo se retiraba por el pasillo del medio hacia afuera, donde lo esperaba Emilio Chumpitaz—que en ese momento era el sacristán de la iglesia—, sabían que estaba por comenzar la misa. “Cuando terminaba la misa, Emilio lo podía soltar, y yo iba al centro del pasillo y Puelo corría, se metía al templo y saltaba sobre mí, y salíamos juntos”, cuenta el cura Calcarami. “Me hizo muchísimo bien, me iluminó la vida”, publicó Diario.Ar.
Pero el cura tuvo que cambiar de parroquia. Lo trasladaron hacia una ubicada entre Retiro y Recoleta. Con permiso de las autoridades, llevó a su peludo compañero. Pero nada volvió a ser igual. Ya no era “el perro de todos”. Eran otros sacerdotes, otra gente. Ya no podía pasearse por el templo como un cuadrúpedo divino. Esa parroquia no era para Puelo, y Puelo no era para esa parroquia. “No era fácil la convivencia, además no tenía espacio, no podía jugar”.
Un pitbull atacó a cinco personas en el centro de una localidad patagónica y generó caos
El perro fue rescatado en Lago Puelo
Ornella Perdomo
Calcarami sacrificó su amor a cambio de la felicidad de Puelo y lo devolvió a la iglesia de San Telmo, su lugar en el mundo, donde lo esperaba Emilio. Calcarami se fue, no volvió a ver a su perro, pero vio la serie con “mucha ansiedad”. Y dejó de ser cura.
LA AMISTAD DE PUELO Y RICARDO DARÍN
El primer día de grabación, Puelo deslumbró a Bruno Stagnaro. “Bruno busca siempre la espontaneidad, y ese perro era el ideal”, dice el productor Slit Murillo. Rápidamente se metió al elenco entero en el bolsillo. “Cuando Puelo pasaba, todo se detenía, era una diva”, apunta.
“El trabajo me devolvió la vida”: el testimonio de un hombre que logró salir adelante con el programa Emplea Neuquén
Puelo, sin embargo, no tenía devoción por todo el mundo. No le movía la cola a los técnicos ni a los extras; tampoco le saltaba a Ricardo Merkin, que interpreta al viejo que conmovió a los espectadores con aquella frase: “¡Donde va él voy yo, y donde voy yo va el perro, carajo!”. No. La sensibilidad de Puelo estaba direccionada hacia un solo lugar, precisamente hacia la estrella: Ricardo Darín.
“Lo más increíble fue la relación con Ricardo. No se entendía cómo se tenían tanto amor el uno al otro. Eran como pan y manteca. Por mi trabajo, yo estaba todo el tiempo al lado de Puelo, conteniéndolo entre toma y toma. Pero él solo buscaba a Darín”, asegura el productor.
León Nicanoff
Después de los 70: los secretos de una pareja de Comodoro para tener una vida activa y saludable
En momentos de descanso se podía ver a Puelo en dos patas arañando el camarín de Darín. Darín abría la puerta y Puelo entraba. Pasaban horas juntos ahí dentro, hasta que volvían a salir para grabar, Puelo adelante, Darín atrás.
Cuando Puelo regresaba a su departamento, sobre todo al principio, cuando pasaba de jugar en las grandes ligas a descansar en su humilde cama de la calle Cochabamba, se lo notaba ligeramente displicente. “No me daba mucho bolilla”, admite el dueño, que elige creer que era por el cansancio del rodaje. “A veces pasaba toda la noche afuera”, se apresura a decir. Pero es sabido que Puelo, después de su experiencia audiovisual, dejó de tomar agua de baldes u otros recipientes. Ahora solo toma del pico de una botella que alguien le tiene que acercar al hocico.
A 40 años del último recital de ‘Los Abuelos de la Nada’: sus anécdotas apasionantes en Chubut
Fueron épocas de vacas gordas. A Emilio le entró un buen dinero extra durante los seis meses de grabación, gracias al cual no escatimó a la hora de comprar alimento premium, ropa canina, juguetes y otras golosinas. El resto del dinero, Emilio —encargado de un edificio de departamentos y peruano argentinizado— lo ahorró en dólares.
Desde hace un año y cuatro meses Emilio y Puelo volvieron a su vida normal. Él, ocupándose del mantenimiento, la gestión de residuos y la relación con los vecinos del edificio; y Puelo, recorriendo tres veces al día el barrio de San Telmo.
Tiene nueve años y, según pudo saber elDiarioAR, la producción de El Eternauta volverá a verlo para evaluar qué lugar puede darle Stagnaro en la segunda temporada: adaptará el guion a sus posibilidades. Con su oreja izquierda caída, pasea sobre todo en Parque Lezama. Tiene una mandíbula privilegiada que le permite cargar troncos de hasta 5 kilos. Al llegar a su casa, duerme en una cama y sólo come el alimento si le colocan un poco de carne sobre el plato.
Solidaridad que abriga: la CAI Solidaria lanza una nueva colecta para llegar a los parajes rurales del interior chubutense
Con información de ElDiario.ar