Y se llegó al día, señoras y señores. Estamos a un día prácticamente de poner el último clavo en el ataúd para terminar de enterrar nuestra efímera democracia mexicana. El panorama es terrible y desolador, los ciudadanos están desmotivados y algunos piensan en resignarse, pero lo que está en juego es el futuro del país y quizá esta sea, nuestra última oportunidad de luchar.
Este 1 de junio, México se enfrentará a una elección innecesaria, pero eso sí, sin precedentes: la selección por voto popular de jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte.
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El gobierno de Morena pretende vender esta farsa como «un avance democrático, algo que ayudará al pueblo de México«, pero en realidad esta medida ha sido ampliamente criticada por expertos e incluso organizaciones internacionales, que advierten sobre los riesgos de politización y pérdida de independencia del Poder Judicial. Y es que es obvio que elegir a jueces y ministros por voto popular, es una completa desfachatez. ¿Uno no vota por su doctor, verdad?
Lo cierto es que los candidatos están para llorar….
Candidatos sin experiencia y con vínculos muy cuestionables.
Todo mundo podía participar. De hecho, casi al final de la fecha límite para presentar candidaturas, el oficialismo buscaba acarrear nombres «al chile» para llenar los espacios.
El prostituir de esa forma las candidaturas, ha permitido que personas sin la preparación adecuada aspiren a cargos judiciales de alta responsabilidad. Desde jóvenes de 24 años sin experiencia hasta individuos en edad de jubilación, pasando por empresarios activos y figuras con claras afiliaciones políticas, la lista de candidatos es preocupante.
Y todavía peor, se han identificado casos como el de Silvia Delgado, exabogada de Joaquín «El Chapo» Guzmán, quien ahora busca convertirse en jueza penal. Que joyita.
Estas situaciones evidencian la falta de filtros efectivos en el proceso de selección y el riesgo de que intereses ajenos a la justicia se infiltren en el sistema.
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Papelitos, acordeones y polémicas declaraciones.
Era obvio que, al hacer estas elecciones a la carrera y sin las medidas de protección adecuadas, el oficialismo no iba a respetar las reglas. Nunca lo hacen. A pesar de que la ley prohíbe la promoción partidista en estas elecciones, se ha documentado la distribución masiva de «acordeones» o guías de votación que orientan a los ciudadanos sobre a quién favorecer. Obviamente la mayoría son afines a Morena. Y no lo digo yo, lo dicen ellos mismos.
La presencia de lemas oficiales en las campañas de algunos candidatos, como «No mentir, no robar y no traicionar al pueblo«, refuerza la percepción de que el gobierno busca consolidar su influencia en el Poder Judicial. ¿Así o más obvio?
¿Y el INE? Bien, gracias, solo estamos viendo…Básicamente el INE, aquel defensor del voto y la democracia, está inoperante y prefieren pasarle las responsabilidades al primer pan de ajo que se encuentren.
Hablemos de los riesgos para la democracia y la justicia… otra vez.
Desde el principio esto fue una mala idea, pero para el oficialismo estaba todo planeado. Siguiendo los mismos pasos de aquel librito rojo, seguramente discutido varias veces entre los miembros socialistas del Foro de Sao Paulo, ahora grupo Puebla.
Hacer una eleccion de voto popular de jueces, en un contexto como el del México actual, con inseguridad en las calles, a las carreras y escasa información sobre los candidatos, resultará en la elección de personas sin la capacidad o independencia necesarias para impartir justicia. Esto no solo compromete la calidad del sistema judicial, sino que también pone en riesgo los derechos y libertades de los ciudadanos, pues la ley será interpretada a conveniencia del oficialismo.
Solamente imagínense, que un tribunal les oblige a disculparse con Noroña, en caso de que éste se sienta ofendido… Y nadie podrá defenderte.
Además, la politización que sufre actualmente el Poder Judicial debilitará los contrapesos institucionales, permitiendo al presidente en turno, consolidar un control excesivo sobre los otros poderes del Estado.
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Llamado a la reflexión.
Ante este panorama, es fundamental que los ciudadanos reflexionen sobre las implicaciones de su participación en estas elecciones.
Yo respeto mucho la decisión de cada quien;si quiere ir a votar, adelante, esta en su derecho, pero sepa que eso, no lo hace a usted más democráta que yo o que alguien que no vaya a votar. Más que un ejercicio democrático, esta votación será utilizada para legitimar una reforma que amenaza la independencia judicial y la separación de poderes.
Por ello, se hace un llamado a la sociedad a considerar la abstención como una forma de protesta pacífica y consciente. Al no acudir a las urnas, se envía un mensaje claro de rechazo a una reforma que, lejos de fortalecer la democracia, va a socavarla.
La justicia no debe ser objeto de intereses políticos ni de manipulaciones electorales. Es seria. Nunca debimos dejar que esto avanzara hasta estas instancias, pero ya estamos aquí. Y es ahora o nunca, porque es responsabilidad de todos los ciudadanos velar por la integridad de las instituciones y exigir procesos transparentes y justos en la designación de quienes tienen la tarea de impartir justicia.
Tenemos una oportunidad final, no la desaprovechemos, aprendimos que, si la CNTE puede torcer el brazo del gobierno, nosotros, los verdaderos patriotas libertarios, podremos también.