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miércoles, julio 30, 2025

Caña con ruda: qué simboliza y cómo se realiza este antiguo ritual del 1 de agosto

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Cada 1° de agosto, miles de personas en Argentina y otros países de América del Sur cumplen con un ritual ancestral: tomar un sorbo de caña con ruda en ayunas. Esta costumbre, que mezcla creencias indígenas con elementos de la cultura popular, tiene como objetivo proteger el cuerpo y el espíritu durante el mes más frío y desafiante del año.

La tradición tiene raíces guaraníes y se practica especialmente en el norte argentino, Paraguay y algunas zonas de Bolivia. Para los pueblos originarios, agosto era un mes temido. Coincidía con tiempos de heladas, enfermedades respiratorias y escasez de alimentos. 

En ese contexto, se recurría a la ruda –una planta considerada medicinal y protectora– para limpiar el cuerpo y alejar los males. Con el tiempo, a esta hierba se le sumó la caña, un aguardiente de bajo costo que potencia sus efectos según la creencia popular.

Caña con ruda: ¿por qué se toma el 1° de agosto y qué significa esta tradición?

El ritual es simple, pero cargado de simbolismo. La bebida se prepara con anticipación: durante el mes de julio se colocan hojas frescas de ruda macho (la más aromática y potente, según se dice) en una botella de caña. La mezcla se deja macerar al menos siete días, aunque algunos prefieren conservarla por un año. 

El 1° de agosto, en ayunas, se toman tres sorbos o un trago largo, dependiendo de la costumbre local. Hay quienes acompañan el momento con una oración, una intención personal o un pensamiento de gratitud a la tierra.

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Además de sus supuestos efectos purificadores y preventivos contra las enfermedades, la caña con ruda se convirtió en un símbolo de conexión con las raíces, la naturaleza y el calendario agrícola ancestral. En muchas regiones se organizan encuentros comunitarios, ferias, ceremonias y charlas donde se comparte la bebida y se reflexiona sobre la sabiduría de los pueblos originarios.

En los últimos años, la costumbre se volvió más visible y ganó popularidad incluso entre quienes no son creyentes ni practicantes de rituales espirituales. Para muchos, representa un momento de pausa, un gesto de cuidado propio y una forma de mantener vivas las tradiciones del territorio.

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Aunque no hay evidencia científica que respalde los beneficios físicos de este ritual, lo cierto es que el acto de tomar caña con ruda cada 1° de agosto funciona como un rito colectivo de renovación y protección. Un pequeño gesto con un gran valor cultural que sigue pasando de generación en generación.

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