En diálogo con el programa «Buen Día Comodoro» de Seta TV, Silvina hizo un pedido desesperado por la situación de Claudio, un hombre chileno de 60 años que hace más de 45 años reside en Argentina y que hoy enfrenta una difícil realidad: quedó ciego y no tiene dónde vivir dignamente.
La historia, conmovedora y preocupante, deja al descubierto no solo la vulnerabilidad de Claudio sino también la ineficacia de las instituciones públicas y sociales encargadas de proteger a las personas en situación de vulnerabilidad.
DE LA CALLE A UN INTENTO DE HOGAR: EL CUIDADO TEMPORAL DE SILVINA
Silvina conoció a Claudio hace casi cuatro años. En ese entonces, él no estaba ciego y lograba sobrevivir haciendo changas, pero vivía en condiciones precarias, sin un lugar adecuado, sin piso ni baño. “Yo lo traje a mi casa porque no veía justo que viviera de esa manera», relató Silvina. Fue entonces cuando, sin dudar, le ofreció un techo, un plato de comida y compañerismo.
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Silvina le brindó toda su ayuda a Claudio
Foto: ADNSUR
“No recuerdo bien la fecha, lo traje a mi casa porque para mí era solamente una cama, un plato de comida y que él se sintiera acompañado”, dice Silvina, quien además notificó a la policía comunitaria sobre la situación para que hicieran un seguimiento. Desde entonces, gestionó a través de diferentes organismos públicos como Bienestar Social, Discapacidad y Adultos Mayores para obtener atención médica y una residencia adecuada para Claudio.
A pesar de su persistencia, la respuesta fue insuficiente y frustrante. Claudio perdió la vista progresivamente, y luego de varios estudios, los médicos confirmaron que no tenía posibilidad de recuperación visual ni cirugía debido a su situación y la falta de un entorno familiar. Los organismos públicos asistieron inicialmente con algunos insumos básicos —un colchón, una manta y una caja de alimento— pero la asistencia integral nunca llegó.
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“Lo que yo pido es que lo lleven a un asilo, porque más allá de que yo le pueda dar un lugar y un plato de comida, él no tiene la asistencia que tiene que tener como persona incapacitada”, explica Silvina, quien trabaja y no puede brindar toda la atención que Claudio necesita.
LA FALTA DE DOCUMENTACIÓN, SU PRINCIPAL OBSTÁCULO
Un gran obstáculo para obtener ayuda completa ha sido la carencia de documentación vigente de Claudio. Silvina contó que él no tiene el documento argentino, lo que dificulta su acceso a servicios: “Ahora lo llevaron a hacer el nuevo documento chileno, pero en el consulado me dijeron que solo hace dos meses que tomaron el caso, y no hay registro de trámites anteriores”.
La burocracia parece ser un muro infranqueable. Aunque varias asistencias sociales visitaron su hogar durante estos años, Silvina lamentó que poco se concretó en términos de soluciones reales. “Venían, prometían cosas, y nunca cumplieron. Hasta que me enojé y dije ‘basta’, porque ellos me hacían perder el tiempo y a Claudio también”, comentó.
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El caso de Claudio, abuelo chileno ciego y sin documento en Argentina
Foto: ADNSUR
Claudio, por su parte, expresa con dolor la impotencia de la situación: “Silvina me ayudó, pero ahora ella no puede atenderme más porque tiene su trabajo y su familia. Yo me iría a otro lugar si tuviera alguno, pero no tengo solución”.
El hombre relató que migró desde Chile a Argentina en busca de trabajo y nunca pensó quedar en una condición tan vulnerable. “Pido ayuda porque quiero tener dónde vivir, dónde compartir, algo como un hogar. Pero nadie me da respuesta”, afirmó, evidenciando la tristeza y la desesperanza que lo acompañan.
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EL DESESPERADO PEDIDO DE AYUDA
“Llamo a un lado y me dicen que hable con otro, hacen promesas que no cumplen. Mientras tanto, Claudio vive de la cama a la mesa, sin nadie que lo cuide”, relató Silvina.
Por otro lado, remarcó que Claudio es un ser humano con los mismos derechos que cualquier otra persona, sin importar su nacionalidad o carencia de documentos. “Lo que quiero es que el estado se haga cargo de él como corresponde. Que lo lleven al Juan Pablo VI, que es el lugar que me prometieron, para que tenga atención médica, compañía y dignidad”.
Silvina reconoce que ya no puede hacer más por él y teme que, cuando le llegue el final, Claudio no tenga siquiera un servicio de sepelio debido a su situación irregular. “Yo solo quise darle una mano para que no sufriera como podría haber sufrido estando solo y ciego en la calle. Esto es una tomada de pelo, ya no puedo seguir así”, concluye con un fuerte mensaje a las autoridades para que actúen con urgencia.