A continuación, la entrevista completa con Ámbito Financiero.
Juan Carlos de Pablo
El reconocido economista es una de las voces que más escucha el presidente Milei.
Periodista: ¿Cómo le parece que viene respondiendo el mercado a las últimas medidas que toma el Gobierno en términos de política monetaria?
Juan Carlos de Pablo: Primero, no soy un experto en esto, pero segundo: no hay forma de saberlo. Que alguien lo sepa… no lo creo. Acá lo que estamos viendo es un esquema de prueba y error. La cuestión no es si se cometen errores, sino a qué velocidad se corrigen. Por lo que se observa, es una pulseada cuya base me parece clara: no hay déficit, no hay emisión monetaria de flujo, lo cual sería altamente preocupante. Evidentemente parece ser una pulseada entre pesos y dólares.
P: ¿Esa pulseada está influenciada por la época electoral o responde a cuestiones programáticas del modelo?
J.C.P.: No tengo cómo saberlo.
P.: En la última licitación el Gobierno logró captar un 61% de los vencimientos, a una tasa cercana al 70% en el corto plazo. ¿Le preocupa ese nivel?
J.C.P.: Más que preocuparme, lo miro como profesional. Son límites circunstanciales. Si una pizzería cambia el horno, esa decisión es estructural. Si alguien compra un colchón en 12 cuotas sin interés, es coyuntural. Lo mismo pasa con las tasas: son transitorias. Si estás desesperado, tomá la tasa; si no, esperá un poco.
P: Respecto del esquema cambiario a partir de octubre, ¿cree que merecería una corrección o seguir con las bandas cambiarias es lo correcto?
J.C.P.: No tengo cómo saberlo. Si hoy el tipo de cambio está en $1450, lo que tiene que hacer el Banco Central es vender. No puede cambiar el criterio de un lunes a otro. Después, lo que ocurra se verá.
P. Cuando el tipo de cambio estaba en torno a los $1000 se advertía por su apreciación, pero después subió hasta la zona de los $1.300. ¿Este es un dólar es más acorde en este contexto económico?
J.C.P.: No existe tal cosa como eso. El mismo tipo de cambio que beneficia a un exportador, complica a un importador. Nada es neutral.
Lo importante es que estamos en régimen de flotación. Si alguien quiere viajar, va a la plaza, ofrece pesos y consigue dólares. Mientras la cotización se mantenga por debajo de $1.450, no compromete la regla del Banco Central. Los calificativos sobre el tipo de cambio dependen de la situación de cada uno, pero no alteran el régimen cambiario.
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El «profe» De Pablo dialogó con Ámbito y analizó el camino del plan económico del Gobierno.
P: En julio la inflación fue de 1,9% y economistas aseguran que la suba del tipo de cambio no tuvo correlato. ¿Coincide?
J.C.P.: Primero, los hechos: en julio el tipo de cambio subió 14%. Según criterios pasados, eso debería haber generado un traslado inmediato, y no ocurrió. Tampoco lo veo en los primeros días de agosto.
Cuando yo estudiaba en los ‘60 y ‘70, usábamos los modelos de Julio Olivera sobre dinero pasivo, basados en la flexibilidad descendente de los precios nominales. Era un principio para modelar, no una realidad. El propio Olivera dijo en 1964 que “la inflexibilidad de los precios depende de las condiciones monetarias de la economía”.
Hoy no se convalida nada. Moraleja: hay flexibilidad. Los precios suben, bajan, corrigen, según las circunstancias. No es tan lineal como trasladar todo a precios.
P: ¿Considera que existe un riesgo real de generar cierto descalabro en el mercado si al peronismo le va bien en las elecciones de septiembre?
J.C.P.: A mí me gustaría precisar qué entendemos por “mercado”. Supongo que hablamos de dólar, títulos y acciones. Para responder, tendría que saber por qué la gente compra o vende esos activos, y esa información no la tengo. El resto sería pura imaginación.
Ahora bien, de cara a las elecciones de medio término, escuché dos cosas importantes. Rosendo Fraga dice: “Como Milei tiene un partido nuevo, aunque le vaya mal, va a tener más legisladores”. Carlos Ruckauf dice: “Aunque a Milei le vaya bien, no va a tener mayoría absoluta”. Entonces, la segunda mitad del período, si es reelecto en 2027, será un desfiladero. El Poder Ejecutivo aspira a tener suficientes legisladores para poder bloquear una eventual insistencia del Congreso frente a un veto.
Además, por mis pobres conocimientos de estadística, te digo: no perdamos tiempo mirando encuestas. Cuando las intenciones de voto están muy parejas, no hay encuesta, por mejor que esté hecha, que anticipe el resultado. Más que esperar, habrá que ver qué pasa en la noche del 7 de septiembre y en la mañana del 8, en el caso de la provincia de Buenos Aires. Y en la noche del 22 de octubre vamos a saber quién es quién.
P: Sobre la política de superávit fiscal inquebrantable, ¿hay posibilidad de llevar adelante los proyectos aprobados en el Congreso de la Nación?
J.C.P.: Cuando sos diputado o senador pertenecés a un cuerpo colegiado. En esos cuerpos la responsabilidad se diluye, nadie es culpable. Si esos proyectos se llevan a la práctica y “vuela todo por el aire”, ningún legislador se va a sentir responsable. Esa es la lógica legislativa.
La lógica ejecutiva es otra: Milei no está acá para juntar material para un libro de historia, está para generar resultados. Entonces la pulseada es objetiva, y encima se suma la coyuntura electoral. La política económica es sencilla: es fiscal. No hay ninguna chance de que esto cambie. ¿Cómo lo va a lograr? Ni ellos lo saben.
P: El Fondo Monetario Internacional estuvo en el país para la revisión del programa. Aunque el Gobierno no había cumplido la meta de reservas, el Fondo redujo su exigencia. ¿Por qué?
J.C.P.: Las cosas no terminan nunca, siguen. Recordemos que en 2018 Macri cerró un acuerdo político por el cual nos prestaron 45.000 millones de dólares sin fundamento técnico. En 2022 se negoció otro acuerdo, sabiendo que con esfuerzo propio nunca íbamos a pagar. La clave hoy es la meta fiscal, y ahí el Gobierno sobrecumple. El resto de las metas son más flexibles.
Sobre las reservas he escuchado colegas decir que el BCRA debería tener u$s100.000 millones. ¿Con qué las compra? ¿Con deuda, con emisión o con esfuerzo fiscal? Es un disparate. Y además, ¿qué pasa si en 2027 gana otro gobierno y se las gasta? No tiene sentido. En flotación cambiaria, las reservas no sirven para manejar directamente la política cambiaria.
P: ¿Argentina tiene chances de acceder a financiamiento externo en 2026?
J.C.P.: No tengo cómo saberlo, pero tampoco tengo demasiado entusiasmo. La historia argentina muestra que un país como el nuestro, cuando consigue acceso a los mercados internacionales, se patina la guita.
P: Se suele señalar que sectores como petróleo y minería podrían aportar los dólares que el país necesita. ¿Qué reformas serían necesarias para potenciar esas inversiones?
J.C.P: No soy experto en petróleo, pero está claro que ese sector va a seguir aportando. También escuché que las exportaciones vinculadas a inteligencia artificial y tecnología ya llegan a u$s 9.000 millones, lo cual es fenomenal. Argentina no es un país monocultivo, y eso es positivo.
Sobre reformas, hay que ser específicos. El tema laboral, por ejemplo, no se resuelve solo con cambiar leyes. También hay problemas de jurisprudencia, jueces, juntas médicas. Si un sindicato bloquea una fábrica, eso ya es ilegal. No hace falta cambiar la ley, sino aplicarla.
En lo impositivo, lo mismo. Hay que escuchar a especialistas y diseñar medidas concretas. La política económica tiene que ser precisa. Las generalidades no sirven.