El nuevo punto de debate para la reforma tributaria que el Gobierno presentar a fin de año para que se analice durante 2026, según indica el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), tiene que ver con la velocidad de su implementación.
La historia demostró hasta ahora que los procesos graduales fracasaron. Un ejemplo es el caso del Impuesto a los Ingresos Brutos que, si se hubiera respetado el pacto fiscal de 2017, desde 2023 no tendría que ser cobrado por las provincias. Aunque todos los gobernadores firmaron el compromiso de eliminar ese tributo, considerado el más distorsivo de todos, al poco tiempo incrementaron las alícuotas.
Osvaldo Giordano, presidente del Instituto de Investigaciones Económicas para la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), planteó que habría que llevar a cabo una operación casi automática para eliminar Ingresos Brutos y Tasas Municipales, por un «Súper IVA».
Lo dijo en el marco del 25° Congreso Nacional de Ciencias Económicas organizado por la Federación Argentina de Consejos Profesionales de Ciencias Económicas (FACPCE).
“Con el gradualismo yo no les voy a poder dar una respuesta razonable a los sectores productivos y, además, la historia nos condena, esto ya lo quisimos hacer otras veces”, señaló Giordano.
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Osvaldo Giordano, titular del IERAL, habló en el Congreso Nacional de Ciencias Económicas.
Argentina, según estimó el titular del IERAL, debería hacer un ajuste de gasto de 8 puntos del PBI si quisiera eliminar Ingresos Brutos, sellos, retenciones a las exportaciones e Impuesto al Cheque. Eso sobre el ajuste de 7 puntos el PBI que ya se hizo desde que comenzó el gobierno de Javier Milei.
La reforma tributaria y los debates sobre la futura implementación
“No digo que no se pueda seguir bajando el gasto público, se puede. Ahora, de una magnitud parecida a lo que se hizo es imposible, por lo menos en un plazo relativamente breve”, explicó. Y como la Argentina necesita ganar competitividad para sus exportaciones de manera casi automática, no tendría sentido para el titular del IERAL que se espere que caiga el gasto.
Giordano indicó que mientras una empresa “interactúa con sectores productivos en distintos puntos del país ahora, no se puede esperar 5 años o 10 años a que esto se arregle”.
En ese sentido, consideró que el Gobierno tiene que poner toda su “creatividad” para cobrar mejor el IVA y los impuestos que gravan el patrimonio para generar los recursos que sirvan para reemplazar lo que generan los “impuestos malos”.
Una idea que deslizó el economista es cobrar un «Súper IVA», que reciba el actual IVA, ingresos brutos y las tasas de seguridad e higiene que cobran los municipios. Ese impuesto, dijo, tendría que seguir administrado por la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA) que tendría que distribuir los proporcionales a las provincias.
Por su lado, el CEO de Lisiki, Litvin & Abelovich, Cesar Litvin, coincidió con Giordano en la necesidad de implementar los cambios de manera rápida, aunque se mostró desconfiado sobre la eficacia del «Súper IVA». “Antes había un impuesto que se llamaba a las Ventas que se sacó para poner el IVA al 13% y al tiempo teníamos IVA e Ingresos Brutos, que era el mismo impuesto las Ventas pero con otro nombre”, planteó Litvin.
Litvin consideró que, en ese caso, se podría adoptar un esquema parecido al que existe en Estados Unidos, que se cobre un impuesto a la venta minorista, en el final de la cadena.