La canasta básica alimentaria de los barrios populares aumentó 6,7% en el primer trimestre

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El aumento de los precios en la Canasta Básica de Alimentos (CBA) de los barrios durante el primer trimestre del año fue del 6,7%, según un relevamiento del Índice Barrial de Precios (IBP). A pesar que hubo desaceleración, los ingresos de los sectores más vulnerables no lograron recuperar su poder de compra frente a los precios.

En el mes de marzo, la suba mensual fue del 1,7% y se mantuvo la tendencia a la disparidad entre los distintos rubros. Las frutas y verduras encabezaron los aumentos con un alza acumulada de 13,6% en lo que va del año, seguidas por los cortes de carne con 7,28%, y los productos de almacén, que crecieron un 3,78%.

En la comparación mensual, el rubro de frutas y verduras volvió a mostrar la mayor suba con un3,8%, seguido por carnes (1,3%) y almacén (1,09%).

Jubilaciones, salario mínimo y AUH: todo por debajo de los alimentos

El Gobierno sostiene que los ingresos comenzaron a recuperar poder adquisitivo, pero los datos muestran otra realidad. La jubilación mínima, que en diciembre de 2024 era de $329.597,70, subió apenas 5,92% en tres meses, alcanzando los $349.097,70 en marzo, con una mejora de apenas $19.500 frente al 6,7% de suba en alimentos.

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Las verduras son las que más aumentaron.

Hogarmania

Por su parte, el salario mínimo vital y móvil pasó de $279.718 en diciembre a $296.832 en marzo, lo que significó un incremento del 6,11% o $17.114, también por debajo de la evolución de los alimentos.

Solo la Asignación Universal por Hijo (AUH) superó en porcentaje el aumento de la CBA, con una suba del 7,5% en el trimestre. Eso representó $7.000 más por cada menor beneficiario. Sin embargo, el monto sigue siendo insuficiente para cubrir el costo de una alimentación básica, considerando la fuerte suba de productos nutritivos.

La suba den los productos esenciales

Dentro de los 57 productos que integran la CBA, se registró una fuerte dispersión en los aumentos, sobre todo en los productos de almacén. Los lácteos –como la leche fluida, los quesos y el yogurt– fueron los que más subieron, mientras que bajaron los precios del pan, el arroz, los fideos guiseros, el azúcar, las mermeladas y algunos fiambres.

Esta diferencia marca una tendencia preocupante: los productos con alto valor nutricional subieron, mientras que los menos saludables –por su alto contenido de azúcares y grasas– bajaron. Esta situación afecta especialmente a las familias con niños pequeños.

En el caso de la carne, la suba trimestral fue del 7,28%, con incrementos notables en el asado, la carnaza, las milanesas de nalga y el pollo.

Las frutas y verduras, fundamentales para una dieta balanceada, encabezaron las subas del trimestre. El aumento en este rubro pone en riesgo el acceso a alimentos frescos y saludables.

Al analizar los 21 alimentos más consumidos por las familias, se observó un incremento del 14,2% en el primer trimestre, más del doble del promedio general de la CBA. Esta diferencia evidencia la presión real sobre los hogares, que destinan gran parte de sus ingresos a un grupo reducido de productos clave.

Cayó el consumo

El informe también destacó que la desaceleración de precios se produjo a costa de una caída considerable del consumo. Aunque la inflación perdió fuerza en comparación con 2024, la mejora no se reflejó en una recuperación del poder adquisitivo.

En un contexto en el que los salarios privados registrados tuvieron topes del 1,5% mensual autorizados por el Ministerio de Trabajo, los ingresos perdieron capacidad de compra frente a los alimentos. Según el propio relato oficial, estos ingresos deberían haber comenzado a recuperar terreno, pero los números muestran otra cosa.

Mientras los precios de alimentos esenciales continúan en alza, los sectores populares ven cada vez más restringido su acceso a una alimentación adecuada. La desaceleración de la inflación no alcanzó, por ahora, para revertir la pérdida acumulada en los últimos años.