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lunes, agosto 18, 2025

Armados provisionales y muchos heridos

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El cierre de las listas de candidatos para las elecciones legislativas nacionales no puede reflejar mejor la etapa de transición y aún en proceso de reconfiguración en el que se encuentra la política nacional. Un modelo por y para armar.

En los principales espacios casi todas las nóminas, y muy especialmente las de la provincia y las de la ciudad de Buenos Aires, muestran una amalgama bastante heterogénea, dominada por Javier y Karina Milei, por un lado, y por Cristina Kirchner, por el otro. El análisis macroscópico arroja esa primera imagen.

Sin embargo, una mirada más detallada muestra que lo que, en realidad, se terminó de dibujar son conglomerados con mucho de provisionalidad y precariedad, que dejaron algunos ganadores, varios perdedores y numerosos heridos, así como espacios en construcción, de consistencia y lazos frágiles.

Eso permite inferir que el resultado electoral y la composición del nuevo Congreso no necesariamente irán a tener un correlato lineal.

Como ya se ha dicho reiteradamente, lo previsible es que el oficialismo libertario pueda arrogarse en el plano nacional una victoria, mucho más si, además, logra imponerse en tres de los más grandes distritos electorales del país, como son el bonaerense, el cordobés y el porteño.

La mayoría de las encuestas indican que eso es más que probable en la dos provincias y casi seguro en la ciudad capital. Y La Libertad Avanza (LLA) es la única fuerza con representación en todo el país, por lo que tiene asegurado el predominio violeta en el mapa nacional. No tendrá competencia en una misma liga.

Sin embargo, tanto en el caso porteño como en el bonaerense y, en mucha menor medida, en Córdoba, la conformación de las listas deja abiertas suficientes incógnitas.

El excluyente predominio que aplicó como técnica de armado Karina Milei dejó heridos y postulantes de baja densidad en muchos casos, reflejo de la convicción de que lo que pesará será la marca LLA y la identificación de esa oferta con el Presidente. Todos serán Milei. Para bien y, también, para mal, si en algún lugar el artefacto no funciona.

Además, se pondrá a prueba cuánto le sumará al mileísmo la rendición deshonrosa de Pro, tanto por el perfil y la representatividad de los candidatos examarillos que llevará como por el descontento que deje esta claudicación en electores y dirigentes de Pro.

En la ciudad de Buenos Aires se verifica con singular evidencia lo que ha quedado de lo que alguna vez fue una fuerza con vocación de poder. Los postulantes que les permitieron sumar en dos puestos relegados da lugar a varias interpretaciones dentro del universo amarillo y casi ninguna es muy optimista a futuro. El hecho de que dos veces los libertarios les pusieran bolilla negra a dos nombres impulsados por Mauricio Macri agrava el panorama.

“Mauricio puso lo más propio y más fiel que tenía”, argumentó un leal al expresidente. “Mirá a lo que se ha reducido su capital que, al final, puso a uno de sus secretarios [por Fernando de Andreis) y la otra (Antonela Giampieri) es la secretaria de su otro secretario [por Darío Nieto]”, ironizó una figura de Pro.

Aunque hay otras variantes: “Mauricio puso a soldados, no quiso intentar convencer a nadie más. Pero no está mal. No tenía sentido pelear por nombres más rutilantes en un armado con más destino de ruptura que de consolidación”, señaló un diputado nacional amarillo bien considerado en el espacio y también en la Casa Rosada, que cree (o quiere) ver una estrategia en las postulaciones macristas.

La opinión de que lo que el fundador de Pro intentó en esta instancia fue lograr una sobrevida política para su espacio, para él y para los suyos, que lo llevó a aceptar el humillante trato impuesto por Karina Milei, gana espacio en una porción del partido que todavía se referencia en él.

Esas voces auguran, en consecuencia, que, en el futuro mediato, los legisladores con ADN amarillo no votarán automáticamente los proyectos ni acatarán sin debate las exigencias del Gobierno. Librepensadores de nuevos barrios chinos parlamentarios, minibloques o subbloques que preservan márgenes de independencia y negocian votos.

Ese horizonte relativiza el poder real que tendrá Milei en el Congreso aun después de una exitosa elección nacional y enciende luces de alarma entre los racionales del oficialismo y en el mundo económico.

Al mismo tiempo, la incierta fidelidad de actuales y futuros legisladores absorbidos por LLA ilusiona al flamante emprendimiento de casi media docena de gobernadores, conocido como Provincias Unidas: sus promotores pronostican que en estas elecciones serán la tercera fuerza política nacional, aun cuando todavía se trate de una casa de la cual ni siquiera hay planos definitivos y no mucho más que un nombre puesto por quienes expresan el deseo de compartir su techo. Además, el cierre de listas abrió algunas grietas.

El santafesino Maximiliano Pullaro y, en menor medida, el cordobés Martín Llaryora, de fuerte sintonía, son los principales impulsores y aspiran a aportar la cuota mayor de capital en estos comicios para terminar de consolidar el espacio. Parece bastante más despejado el camino de Pullaro, que ya acumula dos triunfos este año.

Más compleja es la situación en la provincia mediterránea, donde al cordobesismo peronista, que lleva como primer candidato al exgobernador Juan Schiaretti, le surgió una cuña complicada, con la postulación de Natalia de la Sota, esponsoreada por el incansable Sergio Massa.

El cisma peronista podría darles el triunfo a los libertarios ahí donde la imagen positiva de Milei alcanza el más alto porcentaje del país, aunque desde diciembre del año pasado muestra un sostenido descenso. Después de haber alcanzado en Córdoba un pico de aceptación de más de 70 puntos, los que siguen elogiando al libertario no llegan ahora al 60%.

El antiguo rencor que el último ministro de Economía tiene con Schiaretti y Llaryora parece haber sido un potente motor para hacer esa jugada, que el oficialismo cordobés atribuye con malicia a un no explicado acuerdo con Milei. Otros ven en esa maniobra massista una típica jugada para evitar el surgimiento de figuras que, en caso de una mala performance del Gobierno en los próximos dos años, puedan asomar como una opción electoral y le obturen a él un (improbable) camino de regreso a una nueva candidatura presidencial. Una ilusión en la que Massa nunca deja de creer y para la que se ha dedicado a acumular recursos. Aunque todo parezca decirle hoy que tiene más visos de fantasía que alguna dosis de factibilidad.

Si la precariedad y la fragilidad son atributos que caracterizan a este momento político nacional, donde eso se verifica con más intensidad es en el perokirchnerismo.

Las listas con las que armó su oferta Fuerza Patria para captar votos de los electores porteños y bonaerenses marcan la profundidad de la crisis que padece y la extrema dificultad que tiene para renovarse, así como el debilitamiento extremo de lo que ha sido la fuerza hegemónica de los últimos 20 años. Aun cuando, según las encuestas, conserve posibilidades de imponerse en la provincia de Buenos Aires, donde se concentra el 38% del padrón nacional y, por lo tanto, mantenga viva su potencialidad de daño para Milei y su proyecto económico. Otra expresión más de la provisionalidad de esta etapa que las elecciones no terminarían de despejar.

La lista bonaerense de Fuerza Patria expresa una estrategia de supervivencia antes que una construcción para recuperar poder. Tanto que el lema de la campaña sería “Usá tu voto para defenderte y ponerle freno a Milei”. A la defensiva, sin pretensión alguna de captar esos votos blandos que el peronismo ha sabido sumar para ser la mitad más uno del país.

Se entiende que su propuesta para el futuro deba esperar. Misión imposible habría sido armar una plataforma electoral con una oferta de candidatos en la que terminó por predominar el cuadrante del populismo de izquierda, con los postulantes del cristicamporismo puro más Juan Grabois y su adlátere Fernanda Miño, y los sindicalistas Sergio Palazzo y Hugo Yasky, pero en la que también se destaca el massismo.

Vale recordar que Grabois ha descalificado en público a Massa y que amagó con presentarse por afuera si este era cabeza de lista. Voces cercanas al gobernador sospechan que eso no iba a ocurrir y que se trató de una estratagema de Cristina Kirchner, mostrándolo como alguien distinto del cristicamporismo para reducirle casi a la nada la representación al kicillofismo, como ocurrió.

En tanto, Massa evitó ser candidato y, al mismo tiempo, logró casi todos los lugares pretendidos, ya que podría renovar tres de los cuatros diputados por la provincia de Buenos Aires que hoy tiene. De todas maneras, hizo una cesión conyugal. La filiación de los tres postulantes indica un triunfo del malenismo. Malena Galmarini demuestra que puede ser tan tenaz como su esposo. O más.

Así, la premisa de tener una lista única del perokirchnerismo, cueste lo cueste, se impuso a la inexpresada voluntad de intentar una lista de unidad. Es cierto que esa heterogeneidad no será ninguna extravagancia en la historia peronista. Sí una novedad, fruto de la crisis de liderazgo interna y de representación mayoritaria que lo aqueja desde que empezó el ocaso de Cristina Kirchner, sin que su figura termine de eclipsarse.

El encabezamiento por parte de un veterano como Jorge Taiana, que se remonta a los violentos años 70 y que en este siglo fue ministro de los cuatro gobiernos kirchneristas, es menos una prenda de unidad que una claudicación de casi todos.

El de Taiana fue el único nombre que sorteó todos los vetos, pero curiosamente ni Axel Kicillof ni el cristicamporismo asumen la paternidad de la postulación. Ante la insistencia de los voceros cristinistas por adjudicarle a Kicillof esa candidatura, el gobernador optó por no renegar de eso. Algo así como Taiana “no es hijo mío, pero si me lo piden, para mantener la familia unida, lo adopto”.

La integración de la lista de FP constituye, además, un dilema para sus impulsores. No saben si es mejor que tenga varios nombres desconocidos fuera del círculo de los muy informados o que haya otros tantos a los que se los conoce demasiado. Unos y otros podrían neutralizar tanto la atracción como el espanto. Una oferta solo para convencidos.

Después de las elecciones llegará la decantación. Casi nadie duda de la imposibilidad de sostener en el tiempo esta pax peronista, independientemente de los resultados electorales.

No será ese un horizonte exclusivo del panperonismo. Todas las demás fuerzas estarán sometidas a la misma dinámica. Inclusive el oficialismo.

Por lo pronto, Milei deberá renovar el gabinete, si como ha prometido las candidaturas de Patricia Bullrich y Luis Petri, así como fue la de Manuel Adorni, no terminan siendo testimoniales.

Si el mileísmo triunfara ampliamente, procurará construir una hegemonía con más aliados o subordinados para concretar las reformas de fondo que aspira y necesita, y, al mismo tiempo, construir la plataforma para buscar la reelección presidencial. Si la suerte no le fuera tan benévola, estará obligado a revisar su estrategia para transitar los dos desafiantes años que le restan de mandato.

Los que vienen seguirán siendo tiempos interesantes.

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